ABRACADABRA(<o-o>)ARBADACARBA

Llovía de manera impetuosa, era otoño y hasta pocos días antes brillaba el sol pero Marie no podía esperar a que la lluvia cesara, estaba ansiosa por llegar, ansiosa por descubrir qué era todo lo que llevaba tanto tiempo escuchando y a lo que no podía dar forma en su mente pero, más importante aún, necesitaba mirar a los ojos a esa persona que le hablaba a diario siempre que tenía un minuto libre, aunque eran pocos, quería mirar a los ojos a la persona que la guiaría a lo largo de su vida, la persona que sería su faro y el ejemplo a seguir, la persona que la había llevado durante nueve meses en su vientre.

Pronto descubrió que las cosas no eran tal y como las había imaginado y que su madre la guiaba y apoyaba en todo lo que podía pero, los ratos que pasaban juntas eran escasos, tenía que compartirla con sus hermanos, su padre, sus abuelos, tíos y primos pero sobre todo tenía que compartirla con el trabajo que les permitiera llevar una vida decente y con la casa en la que convivían. Al final del día era el momento más feliz porque la arropaba y se sentaba junto a ella en la cama y le contaba la historia de Marie, la niña que había nacido con gafas de color violeta, unas gafas mágicas, que hacían que su madre tuviera tiempo para ellas, tiempo para ella misma, tiempo para ser feliz sin preocupaciones por ser mujer, madre y trabajadora.

La historia de las gafas violeta ayudó a Marie a crecer y a imaginar cada día que vivía en un mundo de igualdad, donde su madre había podido continuar sus estudios y cumplir su sueño, ser profesora, una profesora que transmitía valores a las nuevas generaciones porque en esa vida todas las personas habían nacido con gafas de color violeta, lo que hacía sus vidas mucho más interesantes y donde no existía el miedo, donde no importaba su sexo, importaban sus valores y el amor que tenían para dar y para recibir.

Hoy Marie ha tenido un mal sueño, ha soñado que en su vida no existían las gafas de color violeta y a quien se lo contaba la tomaba por loca, "es una tontería que te preocupes por cosas tan banales, las cosas son como son y no van a cambiar porque te pongas unas gafas de color violeta" le decía todo el mundo a su alrededor. Sobresaltada se despertó y descubrió que efectivamente todo había sido un mal sueño, todo el mundo a su alrededor llevaba gafas violetas, mujeres y hombres tenían igualdad de oportunidades, igualdad para decidir e igualdad de responsabilidades sin un techo de cristal que les impidiera ser ellos y ellas mismas. Marie miró la foto de su madre con ella en brazos el día que nació, ambas llevaban gafas violetas y echando la vista atrás la vida que había llevado no podía haber sido mejor.


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